Por tercer día consecutivo prosiguen los enfrentamientos entre el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y tropas regulares sirias en la estratégica Deir al Zor, capital de la provincia del mismo nombre, en el este del país. En la ofensiva, el ISIS intenta expulsar el remanente de tropas leales en tierra del califato que se aferran al flanco occidental de la ciudad. “Hemos enviado refuerzos desde Hasaka para repeler a los terroristas de Daesh (acrónimo peyorativo del ISIS en árabe) y sus infiltrados”, afirma en una entrevista telefónica el general Samir Mohammed Suleimán, portavoz del Ejército sirio. A pesar de que el general asegura que los uniformados fieles a Damasco han logrado repeler los ataques, activistas locales apuntan hacia un avance de los yihadistas.
ISIS ha logrado hacerse con la base militar de Ayash (noroeste de la capital), y en ella con un importante depósito de municiones, incluidas armas pesadas”, asevera vía Skype Omar Abu Leila, activista oriundo de Deir al Zor y fundador de El frente de los combates que proseguía en la mañana del lunes, se sitúa en el barrio de Al Bugeliya, a 10 kilómetros al norte de la base área y única vía de avituallamiento para los uniformados sirios.
Las próximas horas serán clave para el avance del ISIS”, dice el activista en referencia a la tormenta que se cierne sobre la zona y que dificultará el sobrevuelo de los bombarderos del régimen en apoyo de las fuerzas terrestres. Los activistas cifran en 65 los soldados regulares, y en 22 los yihadistas muertos en los combates. En la contienda, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). “No sabemos dónde están los secuestrados”, daba por respuesta en una conversación telefónica desde Londres, Rami Abdurahman, director del OSDH.
Situada a 130 kilómetros al sureste de Raqa, ISIS entraba en Deir al Zor hace un año. Se trata de la capital de provincia árabe siria más importante, mayor que Raqa, con 250.000 habitantes. Hoy, el califato controla el 60% de la capital. Las tropas regulares sirias se concentran en las cuatro barriadas de Al Bugeliya, Al Jura, Qusour y Hrabesh, colindantes con la rivera occidental del Éufrates.
Aferrado a su oasis en territorio del califato que reina en el noreste del país, Bachar el Asad está determinado a mantenerla. “Deir al Zor prueba tanto que el ISIS está debilitado como que El Asad no se va a centrar solo en las metrópolis de su feudo sino que piensa mantener su control sobre esta capital de provincia”, explica en una entrevista a este diario
Detrás de la guerra que libran ambos bandos por recuperar o avanzar en el territorio sirio, prevalece la lucha por el control de los dos líquidos más preciados en la región: el petróleo y el agua. La producción de crudo en la zona alcanzaba entre 34.000 y 40.000 barriles diarios. Ingresos que se han convertido en uno de los pilares que nutren las arcas del ISIS y paga las facturas de su maquinaria bélica. Tanto la aviación de la coalición liderada por Estados unidos, como la siria junto a su aliado ruso, han intensificado en los últimos meses los ataques a convoyes y rutas yihadistas de contrabando del oro negro.
“El apoyo aéreo siempre ha sido decisivo en las guerras de la región, como lo está siendo el ruso para el avance el régimen, y el de la coalición para debilitar al ISIS”, comenta Landis. “La gran pregunta es quién ocupará el vacío dejado por el ISIS, y ahí es donde El Asad tiene sus miras”, apostilla.
De igual manera, el ISIS intenta apoderarse del curso del río Éufrates desde la frontera turca al norte, hasta la iraquí, al sureste. Usando un recurso vital tanto para civiles como uniformados, el califato selló la presa de Tabqa, cercana a Raqa, para poner en jaque a sus enemigos en Irak. “La situación es crítica, con una caída del 50% en el volumen normal que se establecía en 200 metros cúbicos por segundo”, alertaba ya en el mes de junio Furat al Tamimi, quien dirige el Comité de Agricultura y agua en el parlamento iraquí. “Deir al Zor es clave en tanto que cruce en la ruta de avituallamiento de ISIS que conecta Turquía con Irak”, valora el analista.
Civiles atrapados entre el cerco y combates
“Hace más de 40 días que no sé nada de mis hermanas. Desde que Daesh cortara todo acceso a Internet o telefonía tanto en la campiña como en la ciudad”, se lamenta al teléfono Abu Ward, quien abandonara ilegalmente primero Deir al Zor, y luego Siria, para buscar refugio en Alemania. Atrapados en los barrios bajo control del régimen, la situación humanitaria ha empeorado drásticamente con la reciente ofensiva yihadista.
Tras diez meses de cerco, tanto Naciones Unidas como el OSDH advertían esta semana de la crítica situación para una población inaccesible. Según activistas locales, cerca de 50 civiles, incluidos varios lactantes, habrían fallecido por la falta de alimentos o acceso a tratamiento médico. Los precios de los productos básicos se han disparado, al igual que las tarifas de los traficantes que viven haciendo el cruce de la rivera leal a la yihadista. Estos cobran hasta 150 euros por persona, y 16 de ellos han sido ejecutados por ISIS. Abu Leila asegura que los vecinos que han huido de los combates llevan cinco días sin acceso a agua potable, electricidad, ni alimentos.